Michael Jackson y Howard Hugues: Cuando la libertad se convierte en ausencia de límites

Ruego a José Sánchez-Alarcos me perdone el atrevimiento de robarle el título del post, pero cuando me enteré de la muerte de Michael Jackson es lo primero que pensé: otro rey del... que se destruye a sí mismo (no es que lleve pensando en ello desde entonces, es por reencontrarme con el blog después de las vacaciones con un tema de actualidad).
Personalmente no voy a entrar en valoraciones sobre si Michael Jakson tenía o no vitíligo (enfermedad que despigmenta la piel) así como tampoco es criticable su decisión de reoperarse el rostro para parecer caucásico. Seamos justos, Jackson vivió en una época racista, en la que el sector de la música y el del pop en general estaba monopolizado por estrellas blancas y si uno no tiene alrededor un clima adecuado para su educación emocional, así como un desarrollo normal de la personalidad y la madurez psicológica suficiente para la resolución de conflictos internos... si uno no es más que un niño prodigio sobrexplotado que no tuvo infancia (sí este podría ser un punto lacrimógeno), del que probablemente se abusó de muchas maneras y para el que se construyó todo un universo lírico y coreografial (existe esta palabra?), uno no es más que un objeto material, un reflejo de una persona...un fantasma.

Ni siquiera me voy a posicionar en uno u otro grupo, los que creen que era un pedófilo depravado, retrógrado e inmoral, que abusaba de los niños en su pais de nunca jamás, ofreciendoles un mundo de magia y tocamientos o, por el contrario, para los que es ya un icono para la lucha de razas, orientaciones sexuales, la historia del pop, que era una bellísima persona, un peter pan de porcelana al que la realidad rompió en mil pedazos.

Y no me posiciono, porque en realidad no sabemos nada de Michael Jackson, y menos aún de Howard Hugues. Pertenecen a ese mundo pasado de ocultismo mediatico y subexposición informativa, de agorafobia contenida y esquizofrenia autoinducida por la inestabilidad emocional, la ausencia de una coraza, una personalidad formada, transparente.

Michael es... ; su música habla por el? Una cosa es que sean nuestras acciones en la vida lo que nos definan...y otra que éstas nos faciliten una comprensión social concluyente.

Michael, a mi parecer, contruyó a su alrededor, un círculo vicioso en el que no basta el dinero sino la obtención de reconocimiento social a toda costa, pero a su vez, y eso es, naturalmente, la razón por la que le fué imposible conectar consigo mismo.

Es trágico? Trágico es que se hable más de la muerte del rey del pop, que de la vida y obra laica de Vicente Ferrer...pero este es el mundo en el que vivimos...el mundo falible que los heroes que veneramos se juegan la vida por proteger, y el otro mundo...el invisible, que muchos fingimos no ver día a día... lo intentan salvar, a veces sin aliento, mujeres y hombres anónimos.