domingo, 15 de marzo de 2009

El banquero anarquista e Ignatius Really



Normalmente uno lee exclusivamente de lo que le gusta y de vez en cuando...por destino o por casualidad (todo depende del enfoque), llega a nuestras manos el ejemplar de un/a escritor/a que nos cautiva desde la primera página. Sí, aquí tiene mucho que ver el poder de autosugestión romanticista para abstraerse de los propios prejuicios morales que uno pueda poseer con respecto a la mente e ideales del autor...pero diría que forma parte del aprendizaje y el viaje iniciático. Se trata de abrazar con repeto lo que llega hasta nosotros, valorándolo siempre respetaremos lo nuevo, lo que viene de fuera.

Fernando Pessoa llegó hasta mi, a través de la genial película "La edad de la ignorancia", en la que el protagonista leía una parte de los poemas de Alberto Caeiro. Cuando busqué en el tito Google este nombre, descubrí que allá por 1888, nació un portugués llamado Fernando Pessoa que a lo largo de su corta vida desarrolló más de 10 heterónimos. Sí, yo tampoco sabía qué significaba heterónimo, así que volví a preguntar y me enteré de que un heterónimo es como si yo mañana escribo un artículo en la Vanguardia, sobre las elecciones vasco-gallegas y me pongo de nombre Alejandro Rivera, y el mismo día escribo en ELPAIS firmando como Pepón Gutierrez. Ejemplo tonto, comparado con la obra en 3 idiomas que ha dejado tras de sí este genio que no fué capaz de encontrarse en ese mar de personalidades incompatibles. Muchos de sus críticos se preguntan si Pessoa llegó a revelar algo de sí mismo. Por que, aparentemente, fingía ser él mismo.

Bernardo Soares
Alberto Caeiro
Ricardo Reis
Chevalier de Pas
Alexander Search
Charles Robert Anon
H. M. F. Lecher
Alvaro de Campos




Fernando sólo publicó (muy humildemente...yo diría que la mayoría postmorten) 2 o 3 novelitas o ensayos, abarcando la mayor parte de su obra la obra periodística y varios relatos cortos, poemarios y ensoñaciones futuristas.
De las novelas...si es que un libro de menos de 100 páginas puede ser considerado como una novela, está "El banquero anarquista". Es un librillo aparentemente exiguo (entre el análisis y , pero que guarda un poderoso argumento que a algunos no gustará nada, a otros gustará algo, a otros parecerá anecdótico...y a los géminis raros e incompredidos nos encantará excesivamente. Eres cojonudo Pessoa, un abrazo allá donde estés...dale un abrazo a Antonio Vieira!!

Personalmente y por mi fatalidad astral (soy Géminis...sí...siento haberlo ocultado hasta ahora pero es que no está bien visto presentarse así de abiertamente...en las fiestas y esparcimientos sociales), conecto muy mucho con los escritos de Pessoa y sus ocho enanitos mentales, así como con su visión de un mundo en el que uno puede saber de todo, hacer de todo, conectar con todo, dando por válido el dicho popular y más olvidado de la historia universal: El saber no ocupa lugar (este no es el caso de la memoria FLASH).

Pessoa, además, sentía una fuerte obesión por el ocultismo y el espiritismo (tenía de todo el zagal!), y también le gustaba mucho el Wisky de Malta...esta fue la más corrosiva de todas sus ensoñaciones ya que se fué muy pronto por una muy alimentada cirrosis (si se quiere enfrentar uno a los tormentos que el alcoholismo puede provocar en el cuerpo, no tiene más que aflojar 16 leuros e irse al BODY WORLD...a verlo con sus propios ojos...aggg...).

Como este post no estaría completo (anda que no), con la brutal obra de Pessoa (yo es que tengo la costumbre de definir como brutal cualquier obra que supere los 50.000 algo...hojas en este caso..en A4 a ser posible...pero también valen servilletas) pues voy a adjuntar tambien (hoy estamos que lo tiramos, cómo se nota la crisis)unas pinceladas del único libro del suicida John Kenedy Toole, que se rindió ante la incomprensión editorial antes de tiempo y nos negó una saga de libros y personajes tan increibles como su Ignatius Really en "La conjura de los necios", en una ya inexistente Nueva Orleans de finales de los 60.
Como Pessoa, Toole no llegó a conocerse a sí mismo y sufría de una gran confusión sexual (la homofobia estaba en el ambiente y el vicio en la trastienda de los inquisidores...como siempre).
Se publicó gracias a que Thelma Toole, que no se rindió y siguió luchando hasta que consiguió que llegara a manos de Walker Percy (gran médico y novelista mediócre), publicándose en 1980..y como pasa siempre ¡¡Premio Pullitzer!!
El libro es acojonante y es de esas novelas que te atrapan desde el primer momento..el carácter único de Ignatius (que va...los hay a miles!!...yo conozco varios Ignatus), y el de su entorno. Brindo por ti John...y por ti Fernando que en vuestra pérdida personal y vuestras carencias probablemente se encontraba la fórmula de la felicidad...y es casi lo único que no pudisteis encontrar. Admitámoslo..no hay tándem perfecto.


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